Habremos de abordar por segundo fin de semana consecutivo el tema del nuevo presidente de los Estados
Unidos pero ahora, también tratando de analizar la respuesta del gobierno de nuestro país para tratar de entender lo
que está ocurriendo hasta el momento.
El pasado viernes 20 de enero tuvimos la oportunidad de escuchar el primer discurso del presidente Trump y
dejó mucho para el análisis. Hay que decir que en lugar de reducir la incertidumbre sobre su gobierno, la
incrementó.
Este es una síntesis del discurso, subrayando algunos fragmentos que más llamaron la atención:
Después de un saludo y un llamado a la esperanza, hace el siguiente señalamiento: “Porque no solo estamos
transfiriendo el poder de una administración a otra o de un partido a otro, sino que estamos transfiriendo el poder
de Washington y se lo estamos devolviendo a ustedes, el pueblo”
Posteriormente, realizó una fuerte crítica a la clase política al señalar que solamente ellos han prosperado
mientras el pueblo quedó rezagado. Por esa razón, afirma que algo nuevo comenzó el 20 de enero de 2017 para los
estadounidenses.
A continuación volvió a la crítica de los gobiernos anteriores al indicar: “Durante muchas décadas hemos
enriquecido la industria extranjera a costa de la industria estadounidense, hemos subsidiado a los ejércitos de
otros países mientras permitimos que el nuestro quedara tristemente mermado” y realiza su expresión nacionalista
que emociona a sus simpatizantes y alarma a otros como indica la periodista Julie Hirschefeld: “A partir de este dí
a, solo Estados Unidos será la prioridad. Estados Unidos primero”.
Continuó con una serie de promesas sobre comercio, inmigración, construcción de infraestructura, generación
de empleo a través de dos simples reglas: “comprar en Estados Unidos y contratar en Estados Unidos” pero cierra
con una frase muy fuerte sobre la realidad estadounidense y considerada por muchos como desproporcionada: “
Esta masacre estadounidense termina aquí mismo y ahora mismo”.
Sobre su papel en el mundo señaló: “Seremos la luz que guía a todos. Reforzaremos viejas alianzas,
formaremos otras nuevas y uniremos al mundo civilizado contra el terrorismo islámico radical, que será
erradicado por completo de la faz de la tierra”.
Finalmente vinieron los llamados a permanecer unidos, a soñar en grande y recuperar la grandeza de los Estados
Unidos.
Las primeras impresiones al discurso del presidente Trump fueron considerarlo como simple pero muy crítico
con la clase política estadounidense y el mundo exterior, con fuertes elementos nacionalistas. En realidad no ha
variado mucho de la etapa de la campaña electoral.
Luego del discurso y de las primeras decisiones del presidente Trump vienen las reacciones dentro del mismo
país, del resto del mundo y por supuesto, el nuestro.
En el caso de nuestro país, le corresponde al presidente dirigir la política exterior y modificar tratados
internacionales sometiéndolos a la aprobación del Congreso y al Senado de la República le corresponde analizar la
política exterior.
De esta manera, el presidente Peña Nieto previo a la toma de posesión del presidente Trump nombró como
Secretario de Relaciones Exteriores a Luis Videgaray y como embajador en los Estados Unidos a Gerónimo Gutié
rrez.
Luis Videgaray regresa al gabinete pero han proliferado más los cuestionamientos al considerar que es el
causante de la situación económica del país, de tener nula experiencia diplomática y al confiar su éxito en la
Secretaría de Relaciones Exteriores en el conocimiento personal de algún familiar de Donald Trump.
Por su parte, en la cámara de Senadores a través del presidente de la mesa directiva se informa que se protegerá
n a los mexicanos y sus familias por medio de otorgar mayores recursos a los consulados, atender a migrantes en su
retorno, actualizar el marco jurídico, reformar la ley de educación e integrar una estrategia de repatriación.
Coordinadores de otras fracciones parlamentarias llamaron a cerrar filas para defender la soberanía e intereses de
México.
Como podemos ver todavía la reacción y respuesta por parte del Ejecutivo y de Legislativo es pobre frente al
tamaño del desafío.
Por esa razón, hay dos elementos que podrían reducir la incertidumbre: el primero, los contrapesos
institucionales en Estados Unidos que podrían mostrar un Donald Trump limitado en lo que se propone realizar y
segundo, buenos resultados de las reuniones entre funcionarios americanos y mexicanos que pudieran generar
información con mayor claridad sobre lo que vendrá en los próximos meses.
miércoles, 25 de enero de 2017
2017 PARA LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Como ya todos sabemos el 2017 se nos presenta lleno de retos. El tema de la inseguridad continúa siendo una de
las principales preocupaciones de nosotros los ciudadanos. Acaba de presentar el INEGI los resultados de la
Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana y muestran que el 74% de la población consideró inseguro vivir en
su ciudad y el 72% opina que las condiciones de seguridad seguirán igual o empeorarán. En el tema económico: la
devaluación del peso, las presiones inflacionarias, el recorte del presupuesto y el incremento de los combustibles
provocan ver más negro el panorama.
Con este escenario los diferentes actores políticos y representantes sociales no solamente tienen la
responsabilidad de tomar decisiones sino de liderar el esfuerzo de la sociedad hacia la mejor dirección.
Entre esos actores políticos se encuentran naturalmente los partidos políticos, de los que nos ocupamos en esta
columna, y hoy más que nunca tienen la posibilidad de cumplir con su misión política o de continuar en el extravío.
Los partidos políticos tienen la oportunidad de articular las demandas sociales que no es igual a repetir las
quejas de la sociedad porque ya las conocemos de primera mano todos los días. Se trata de articular estas demandas
para generar un proyecto de país considerando que hay cambios de paradigmas en el mundo, sobre todo por el
ascenso de políticos con acentuadas características demagógicas.
Por otra parte, la tarea de socialización política debe llevar a los partidos políticos a tener un renovado
acercamiento con los ciudadanos. Se trata de ampliar su sensibilidad social frente a un país lacerado por la
desigualdad, la pobreza y la corrupción. La responsabilidad de tomar decisiones difíciles no se manifiesta en
declaraciones sino con su propio trabajo.
Si los partidos están preocupados solamente por el calendario electoral en donde disputarán la gubernatura del
Estado de México, Coahuila y Nayarit; así como la elección de ayuntamientos del estado de Veracruz se
comportarán como partidos “atrapa todo”, es decir, asumirán todo tipo de discurso para mantener sus clientelas
electorales pero no para convencer ciudadanos.
En este contexto continuarán las diferentes acusaciones entre las fuerzas políticas sobre lo que está sucediendo
en el país pero se mantendrán gozando de los beneficios del presupuesto y alejados de la realidad de los mexicanos.
Podrá haber mucha difusión mediática pero no van a modificar la percepción negativa por parte de la sociedad.
Los partidos entrarán a una etapa de competencia electoral pero si son de visión corta se quedarán ahí; tal vez,
con cargos públicos y recursos pero continuarán erosionando la credibilidad de las instituciones y de la propia
democracia.
Será un año de definiciones frente a los desafíos externos que se nos presentan de manera inesperada y también,
frente a la realidad del país que tampoco era la pronosticada; sin embargo, conocemos la consistencia de las
instituciones en las crisis y ahí es donde queremos ver a los partidos políticos comportándose a la altura.
las principales preocupaciones de nosotros los ciudadanos. Acaba de presentar el INEGI los resultados de la
Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana y muestran que el 74% de la población consideró inseguro vivir en
su ciudad y el 72% opina que las condiciones de seguridad seguirán igual o empeorarán. En el tema económico: la
devaluación del peso, las presiones inflacionarias, el recorte del presupuesto y el incremento de los combustibles
provocan ver más negro el panorama.
Con este escenario los diferentes actores políticos y representantes sociales no solamente tienen la
responsabilidad de tomar decisiones sino de liderar el esfuerzo de la sociedad hacia la mejor dirección.
Entre esos actores políticos se encuentran naturalmente los partidos políticos, de los que nos ocupamos en esta
columna, y hoy más que nunca tienen la posibilidad de cumplir con su misión política o de continuar en el extravío.
Los partidos políticos tienen la oportunidad de articular las demandas sociales que no es igual a repetir las
quejas de la sociedad porque ya las conocemos de primera mano todos los días. Se trata de articular estas demandas
para generar un proyecto de país considerando que hay cambios de paradigmas en el mundo, sobre todo por el
ascenso de políticos con acentuadas características demagógicas.
Por otra parte, la tarea de socialización política debe llevar a los partidos políticos a tener un renovado
acercamiento con los ciudadanos. Se trata de ampliar su sensibilidad social frente a un país lacerado por la
desigualdad, la pobreza y la corrupción. La responsabilidad de tomar decisiones difíciles no se manifiesta en
declaraciones sino con su propio trabajo.
Si los partidos están preocupados solamente por el calendario electoral en donde disputarán la gubernatura del
Estado de México, Coahuila y Nayarit; así como la elección de ayuntamientos del estado de Veracruz se
comportarán como partidos “atrapa todo”, es decir, asumirán todo tipo de discurso para mantener sus clientelas
electorales pero no para convencer ciudadanos.
En este contexto continuarán las diferentes acusaciones entre las fuerzas políticas sobre lo que está sucediendo
en el país pero se mantendrán gozando de los beneficios del presupuesto y alejados de la realidad de los mexicanos.
Podrá haber mucha difusión mediática pero no van a modificar la percepción negativa por parte de la sociedad.
Los partidos entrarán a una etapa de competencia electoral pero si son de visión corta se quedarán ahí; tal vez,
con cargos públicos y recursos pero continuarán erosionando la credibilidad de las instituciones y de la propia
democracia.
Será un año de definiciones frente a los desafíos externos que se nos presentan de manera inesperada y también,
frente a la realidad del país que tampoco era la pronosticada; sin embargo, conocemos la consistencia de las
instituciones en las crisis y ahí es donde queremos ver a los partidos políticos comportándose a la altura.
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