sábado, 20 de agosto de 2016

LA OLIMPIADAS Y EL ÁNIMO NACIONAL

Al momento de redactar este texto nuestro país no había conseguido alguna medalla olímpica y ya comenzaban las discusiones sobre los culpables de estos resultados.
Naturalmente este no es el espacio para realizar el análisis deportivo de nuestros atletas en el evento deportivo más importante; de los que, por otra parte, podemos estar seguros hicieron su mejor esfuerzo por encontrarse en un evento de esta magnitud.
Pero no deja de ser interesante analizar las repercusiones en nuestra sociedad del nivel de participación de nuestros atletas. Seguramente al ganar una medalla todos nos sentimos orgullosos y hasta nos podemos percibir un país sobresaliente. Eso no es extraño para ningún país; de hecho muchos países se preparan para conseguir los máximos resultados.
Por lo mismo, al no ganar o ganar poco nos hace sentir mal y nos hace vernos como una nación rezagada. La idea de que lo importante es participar nos suena ridículo y consideramos que como país somos poco capaces para proponernos metas deportivas de alto nivel.
Nunca hemos sido una potencia deportiva como lo son los Estados Unidos que históricamente han dominado. Tampoco hemos sido un país dominante en alguna especialidad como lo son africanos en pruebas de fondo o los sudamericanos en futbol. Desde esta perspectiva, deberíamos entonces matizar nuestros juicios severos pero al mismo tiempo, exigir un proceso de desarrollo deportivo que gradualmente nos vaya llevando a mejores resultados. Como tal vez se lo han propuesto otros países como China o los mismos países caribeños en pruebas de atletismo.  
En las olimpiadas del año 2008 en China solamente se consiguieron tres medallas, aunque dos fueron de oro. Es verdad, que existió un progreso para Londres en el 2012 cuando se avanzó al ganar 7 medallas. Aún faltan ocho días para que terminen las competencias pero de no superar esas cifras estaremos ante un retroceso significativo. Y tal vez la continuidad siempre será algo a resaltar: destacamos en caminata y se perdió la continuidad, tuvimos logros en clavados y se ha roto el progreso, ganamos la medalla de oro en futbol y esta vez no se superó la fase de grupos.
No es una exageración la idea de que la derrota es huérfana y por ello, no veremos a nadie haciéndose responsable. Aún así, no es difícil señalar que la responsabilidad es compartida entre la iniciativa privada, el gobierno y la misma sociedad.
No es novedad que algunas de las federaciones deportivas son verdaderos feudos donde los dirigentes deportivos destacan por sus habilidades administrativas en detrimento del desarrollo deportivo. Ejemplo de ello han sido la federación de basquetbol, la misma federación de clavados y hasta la de futbol. Uno podría pensar que al ser de la iniciativa privada predominan los criterios de competencia y efectividad; sin embargo, resulta todo lo contrario.
En el gobierno no se hacen mejor las cosas si consideramos las limitaciones que el mismo quehacer político impone. Y no hay mejor ejemplo que lo más reciente. El titular de la Comisión de cultura física y deporte (Conade) es un político que se había desempeñado en tareas de seguridad pública y procuración de justicia: Alfredo Castillo. Y todavía sus declaraciones lo hundirán más en los cuestionamientos. Aquí le dejo algunos ejemplos: “Hoy vemos como un fracaso un quinto o sexto lugar, pero no cualquiera lo puede lograr”. “Paola Espinoza y Alejandra Orozco fueron hoy víctimas de los jueces”. “No podemos cargarle tanta responsabilidad a ellos (los deportistas), sobre sus hombros, este es un problema de fondo. El deporte en México tiene que cambiar de raíz, después de Río es una muy buena oportunidad”. En tono de broma, ya catalogan a Alfredo Castillo como: “el rey midas a la inversa” porque todo lo que toca arruina. 
Nosotros mismos como sociedad no nos escapamos a los cuestionamientos cuando no tenemos una arraigada cultura deportiva y queremos destacar mundialmente. También hay que reconocer que vemos cada vez más personas realizando actividad física pero los que siguen proliferando son equipos de futbol que al final de un partido beben cerveza para festejar la victoria o sobrellevar la derrota. Lo que también ha cundido son los papás que esperan tener en su familia al próximo Messi. Claro, todo esto es el resultado del deporte más popular en el país pero sobre todo por los mismos medios de comunicación.

En conclusión, resultará inevitable que los resultados en las olimpiadas afecten el estado del ánimo de los mexicanos. El principal señalado como responsable de esta situación será el gobierno federal por la visión paternalista que todavía prevalece en nuestro país. El desempeño olímpico se suma a una lista de pendientes para México y por el malestar que provoca llevará a los políticos a realizar promesas. Efectivamente, un círculo vicioso.  

viernes, 5 de agosto de 2016

LA IMPORTANCIA DE LOS PARTIDOS PEQUEÑOS

LA IMPORTANCIA DE LOS PARTIDOS PEQUEÑOS
Cuando se aborda el tema de los partidos pequeños normalmente es para hablar negativamente. Lo más común es señalar sus inconsistencias, el aprovechamiento de recursos públicos y lo polémico de sus aportaciones a la vida política del país.
Ciertamente, resulta muy difícil hablar a favor de partidos como el Partido Verde Ecologista de México o el Partido Nueva Alianza que durante su, más o menos, corta trayectoria han estado envueltos en diferentes escándalos.
A pesar de ello, debemos recordar que al hablar de su relevancia lo hacemos desde el punto de vista político, es decir, qué peso político tienen y como pueden influir en la distribución de poder en el Sistema de Partidos. De esta manera, se sorprenderá que la “chiquillada” como coloquialmente se les llama a estos partidos mantienen una relevancia significativa.
De acuerdo a la encuestadora Parametría las preferencias electorales para el 2018 de los partidos considerados pequeños son las siguientes: Partido de la Revolución Democrática 8%, Partido Encuentro Social 4%,  Partido Verde 3%, Movimiento Ciudadano 3%, Nueva Alianza 3% y el Partido del Trabajo 2%.
Ninguno de los porcentajes anteriores los podemos considerar despreciables; por lo menos, les permitiría mantener el registro como Partido Político y tendría representación en el Congreso de la Unión.
Lo más relevante viene cuando hablamos de las alianzas electorales porque éstas hacen posible que la competencia por la presidencia en el 2018 se cierre aún más. La encuesta nacional elaborada por el periódico El Universal con Buendía & Laredo arrojó los siguientes resultados:
Una posible alianza entre MORENA, PT y Movimiento Ciudadano con López Obrador como candidato conseguiría el 28%. Esta alianza es muy factible porque agrupa a gran parte de los partidos autodenominados de izquierda; más aún, en torno a la figura de AMLO que tiene bastante tiempo construyendo su candidatura.
 La alianza entre el PAN y el PRD con Ricardo Anaya conseguiría un 26% de las preferencias. Esta coalición es menos probable pero fue efectiva en los procesos electorales locales de este año y por el divorcio tan profundo entre AMLO y el PRD podría volverse a repetir.
Una coalición del PRI con el PVEM y Panal con Osorio Chong alcanzaría el 25%. Tampoco es extraña la alianza entre el tricolor y el verde porque lleva muchos años.
De esta manera, con miras al 2018 los partidos considerados pequeños son importantes porque aún compitiendo solos alcanzan una votación suficiente para mantener su registro y afectarían la votación de los partidos considerados mayoritarios.
La “chiquillada” todavía es más importante cuando va en alianza porque, por lo menos, cierra la competencia electoral y con ello, hasta un error podría marcar la diferencia.
Para el 2018 hay varias incógnitas que se irán resolviendo con el transcurso de los días pero hay algunas cosas seguras como por ejemplo: la competencia electoral será entre grandes coaliciones y con ello, saldrán ganando los partidos pequeños porque también moverán sus piezas para sacar el mayor provecho posible.