1. El
año pasado se dio a conocer, por medio un periódico de circulación nacional,
que legisladores del Partido Acción Nacional asignaban recursos del presupuesto
de egresos a gobiernos municipales a cambio de un porcentaje de los mismos y de
contratar a empresas constructoras que ellos les indicaban.
A todo
este entramado de corrupción se le ha denominado “los moches” debido a ésta
práctica ilegal y carente de ética de que algún funcionario aprovechando su
posición solicite una parte de los beneficios.
Desde un
inicio, se señaló al líder de la fracción parlamentaria en la cámara de diputados:
Luis Alberto Villarreal; diputado electo por el principio de representación
proporcional, que pertenece a nuestro estado y colaborador cercano al
presidente del PAN, Gustavo Madero.
Naturalmente,
la reacción del diputado Villarreal fue negar las acusaciones y de exigir que
si alguien tuviera pruebas diera la cara y las presentara. Obviamente, hasta
ese momento no apareció ni un solo presidente municipal del PAN que sostuviera estos
hechos y señalara a un responsable o responsables.
Sin
embargo, posteriormente se dieron a conocer diferentes grabaciones que abonaban
a las acusaciones. Una de ellas, es diálogo entre el senador Ernesto Cordero y
el diputado Fernando Rodríguez Doval, en donde el primero le pide “Hundir a Villarreal y hundir a Madero… Todos
ustedes saben la cantidad de… rapillerías que hacen allá adentro. No lo
defiendan”.
La
segunda grabación es tal vez la más importante porque es precisamente lo que se
estaba pidiendo, la confirmación de éstas prácticas de un presidente municipal,
en este caso se trata del alcalde de Celaya Ismael Pérez que durante un reunión
de cabildo expresó: "Ustedes se dieron cuenta que para la
parte de obra pública llegó una aportación de 160 millones de pesos para
pavimentaciones… estos recursos llegaron promocionados por las fuerzas
políticas, de los diputados (del PAN), hay una cúpula, ellos nos las
patrocinaron, con la consigna de que se los diéramos a una constructora que
ellos nos iban a asignar y que la obra estuviera inflada un 35 por ciento para
que pudiera ser solventado este asunto".
Durante
la reunión del Consejo Nacional el 18 de enero de 2014 por presión de algunos
de sus integrantes se creó un grupo de trabajo en relación con éste tema. Por
su parte, el presidente del partido ha señalado que este grupo de trabajo tiene
tres consignas: darle seguimiento a los recursos presupuestales, proponer una
iniciativa para limitar la discrecionalidad y denunciar con pruebas.
2. Lo
que es un hecho es que en nuestra democracia hay varios asuntos pendientes:
a) La
transparencia en el gasto público. No es una novedad que en nuestro país los recursos
públicos se gastan mal y el caso de “los moches” nos muestra que es urgente;
para beneficio de la democracia, de los partidos y de los legisladores, mejorar
en la transparencia sobre cómo se gestionan y se asignan los recursos. Prueba
de ello son las mismas palabras del diputado Fernando Rodríguez Doval: “eso es terrible, eso se tiene que cambiar
osea… no le puedes dar, pues aparte tu etiquetas bajo ninguna lógica de
política pública, bajo ninguna lógica de planeación, de un diagnóstico, si cada
quien termina etiquetando en el mejor de los casos como le da la gana, en el
peor de los casos con estas cosas, de moches y corrupción”.
Asimismo,
el ejercicio del gasto en las obras públicas de los gobiernos estatales y
municipales. Es un secreto a voces, que la obra pública implica más dinero y se
consigue en base a las relaciones. Esta realidad no es exclusiva de un partido
político sino que es un mal generalizado; sin embargo, mientras no se convierta
en escándalo se ve con terrible naturalidad.
Ningún
político o partido podrá negar que en una democracia los ciudadanos tenemos el
derecho a saber cómo se gasta cada peso del presupuesto.
b) Los legisladores también deben rendir cuentas
ante los electores sobre su participación en el Congreso y sobre estas
facultades para conseguir recursos para gobiernos estatales y municipales.
Hasta ahora, solamente organizan eventos a modo para informar sobre sus
actividades pero sin ningún tipo de esquema que les permita a los ciudadanos
evaluar su trabajo.
c) Para el
Partido Acción Nacional, como cualquier otro partido, este no es un problema
que se resuelva con la frase hecha: la
ropa sucia se lava en casa porque es un tema de interés público. De esta
forma, los partidos deben asumir su responsabilidad en el esclarecimiento de acontecimientos como
éstos.
3. De
acuerdo a nuestra tradición histórica, seguramente no habrá denuncias por estos
sucesos y por lo tanto, tampoco se presentarán pruebas. No veremos ninguna
renuncia y todo quedará simplemente en acusaciones.
A pesar
de ello, desde la perspectiva política, para ciudadanos y partidos de
oposición, es una realidad que afecta
seriamente al Partido Acción Nacional y
por lo mismo, el daño está hecho. Independientemente de que se trate de la
lucha de grupos por el control del partido u otra razón.
El PAN
se ha profesionalizado en todos los sentidos: consiguió ser la primera fuerza
política, ganar la Presidencia de la República, implementar en base a sus
principios algunas políticas públicas y colocar a varios de sus militantes y
simpatizantes en la administración pública pero también adquirió hábitos y
habilidades de una vieja política mexicana incoherente con la democracia, la ética y el
bien común. El sistema terminó por devorarlos.
Más aún,
algunos implicados en el caso de “los moches” son políticos de nuestro estado
considerado bastión del panismo lo que pone a la entidad en el centro de
atención sobre la forma de gobernar de éste partido. En la última elección,
ganaron la gubernatura pero no aplanaron y perdieron el municipio más grande,
así que las estrategias electorales pueden resultar insuficientes si no se toman
decisiones importantes.
El PAN
tomará sus propias decisiones en base a sus intereses y objetivos; pero
nosotros también a partir del bien común como sociedad y con el propósito de
mejorar nuestra democracia.